sábado, 21 de noviembre de 2009

Con los altibajos del vivir, con los problemas propios del hogar, de la pareja, la cual muchas veces nos ha fallado en esos sueños que construimos un día,Cuando el amor se hace costumbre con la conciencia plena de no estar a gusto en esa vida que creímos diferente van llegando esos momentos en que deseamos huir, escaparnos, evadirnos un momento de esa misma rutina, hartas de estar envueltas en un mundo en el que todos se sienten felices, menos tú.

Y te preguntas: ¿Es costumbre lo que siento? ¿Es amor? ¿Por qué ya no me siento feliz con mi pareja? ¿Por qué sus besos y caricias no me erizan la piel? ¿Estaré cansada de vivir encerrada en estas cuatro paredes que se me antojan más que hogar una jaula de oro, prisionera de la vida misma? Y no sabes en qué momento pasaste de la felicidad, del inmenso amor a una simple costumbre de compartir tus momentos.

Es cuando es tiempo de retomar tu vida misma, de mirarte a ti misma y consentirte, de buscar la manera de decirle a él que te está perdiendo, que te mire un poco más, que sea el mismo de antes y no se envuelva tanto en sus cosas, en su vida y te dedique un poco más de tiempo, que te lleve a bailar, a cenar, que pasen momentos a solas para que ese amor que se va disolviendo regrese y renazca de tal manera que de nuevo te sientas la princesa del cuento de hadas aquél que al principio querías fuera una realidad.

La vida en pareja necesita del alimento que nos dan los pequeños detalles íntimos, de la entrega total, tratar de no caer en la rutina de la vida porque ésa es la que hace que el amor sentido se convierta en una simple costumbre.